jueves, 26 de junio de 2008

DIEZ AÑOS DE AMISTAD CON SIR ALEXANDER FLEMING



N
o puedo remediarlo: a veces mi memoria es tan sumamente fiel que pareciera como si me hubiera sucedido ayer mismo.

Tenía yo catorce años e intuía, de forma muy clara, cual sería mi destino futuro: la investigación biológica; investigación, al fin...

Con gran afán apuntaba cualquier dato, que obtenía tras largas horas de observación solitaria en la mesa del microscopio...

Tal era mi obsesión que, cuaderno tras cuaderno, se iban llenando de notas manuscritas, fotografías microscópicas de lo observado e interpretaciones personales de lo sucedido

Mucho debían de llamar la atención pues, no sé de que manera, uno de esos cuadernos fue a parar al que, para mi, fue mi primer y decisivo maestro: el profesor Florencio Bustinza, eminente científico y botánico, desgraciadamete ya fallecido.


Dedicatoria que me realizo el maestro, en uno de sus libros


Nunca olvidare las maravillosas tardes que pase en su presencia mientras me enseñaba, con su microscopio traído ex profeso para la ocasión, el movimiento rotatorio de los cloroplastos alrededor del núcleo en una celula de un alga Elodea ,que previamente había cogido de su centro de investigación: el Real Jardín Botánico en Madrid del que fue miembro científico muy afamado ( a mis hijos, en la medida de lo posible, les he procurado alguna de estas maravillosas experiencias...)

A D. Florencio le llamaba la atención la manera en que yo, sin medio ni conocimiento alguno, podría realizar imágenes microscópicas y, por esta razón, me pidió que le enseñara cómo, y con qué lo hacia.


Cámara de lentilla (objetivo de lente única), con una sola velocidad y un solo diafragma
Su sorpresa fue morrocotuda al comprobar que, por cámara ,utilizaba una de lentilla simple, sin posible variación de diafragmas, ni velocidades (Kodak instamatic), y por microscopio uno, poco mas que de juguete, de 450 aumentos...

Pero mucho mas sorprendente le resulto la forma de unir los dos aparatos para realizar la imagen: ocular y objetivo encajaban casi perfectamente; un trozo de cinta aislante negra terminaba de perfeccionar el "invento".

Conjunto de camara Kodak Instamatic y microscopio Thais de 450 aumentos

Cámara y microscopio; todavía los conservo en perfecto estado.
El microscopio, incluso, lo sigo utilizando para medir la resolución de películas y óptica,
cuando ésta no resulta crítica o, necesariamente, muy precisa
Me resultaría difícil de creer, si no lo hubiera vivido, que un gran personaje, como era don Florencio Bustinza, eminente hombre y amigo personal de Sir Alexander Fleming, de Don Gregorio Marañon y de otros grandes investigadores de la época, se dedicara a "perder" el tiempo con un chiquillo de catorce años...



Releyendo uno de los libros que me dedico (Diez años de amistad con Sir Alexander Fleming) y que guardo desde entonces con gran cariño, encuentro esta descripción de D. Alexander y D. Gregorio Marañón cuando los tres coincidieron en la casa que, Don Gregorio, poseía en Toledo. La transcribo fielmente, en homenaje y recuerdo de mi maestro:



"Al escribir estas líneas no puedo sustraerme al recuerdo de la muerte fisica de Don Gregorio-acaecida el 27 de Marzo de 1960-, aunque espiritualmente, para los que hemos recibido sus enseñanzas y leemos continuamente sus libros, sigue don Gregorio viviendo, porque la ingente obra de su pensamiento es imperecedera y, al igual que a la obra grandiosa de Sir Alexander, puede aplicarse la frase de Horacio:

Exigi monumentum aere perennius ("He concluido una obra que durara mas que el bronce").

Al verles juntos a aquellos dos hombres extraordinarios, no pude por menos de repasar mentalmente sus "prendas personales"..../... Tenían talento excepcional y eran observadores agudos, clarividentes. Ambos habían aprendido en el Libro de la Naturaleza y de la Vida. Eran trabajadores infatigables, que se consagraban con entusiasmo insuperable al descubrimiento de la verdad .../... eran magnánimos, siempre dispuestos a ayudar a otros, alentando y estimulando a los que empiezan, con un sentido profundo de solidaridad humana.

Ambos eran hombres de hechos, de realidades; sus escritos eran claros, concisos, veraces, sinceros, desprovistos de retórica vana. Los dos estaban dotados de esa belleza moral, que es la base de la civilización....."

Creo que, D. Florencio, tambien encajaba en estas descripciones y que esa era la razón de su perdida de tiempo con mi persona...
Desgraciadamente tengo la impresión de que, esta sociedad, se ha olvidado de estos valores....


Sirvan estas notas, como recordatorio de ellos y homenaje personal a D. Florencio Bustinza ; mi primer y único maestro.


javier azurmendi
Junio 2008

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